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Sobre contemplar


Ventana de una cabaña hecha para contempar el bosques. Eduardo Leñero
La ventana según la recuerdo

Hace años fui a una casa en Tapalpa, estaba sobre un terreno muy grande en una explanada con pocos árboles y con el espeso bosque al fondo. Todo allí era bosque, así que no había nada de especial, excepto por un espacio que fue tan relevante para mí, que la sensación que viví, permaneció en mi interior hasta hoy.


Después de entrar a la casa, había una pequeña salita a manera de recibidor, justo frente a la puerta luego de atravesar un pasillo. Eran dos sillones uno frente a otro; el espacio no debía tener más de 6 metros cuadrados. Había una ventana, un enorme cristal fijo como de 2 metros, que no se podía abrir por ningún lado, no me permitía salir aunque quisiera hacerlo, sabía que estaba cerrado. Al mismo tiempo, me sentía, de algún modo, como parte del exterior, porque podía experimentarlo a través de la ventana.


Aunque justo viniera de afuera, yo quería salir. Aquella vista, me hacía una invitación, pero el cristal, no se movía, así que finalmente me rendí. Estuve allí parado hasta estar tranquilo, me sentí como atrapado en el interior, y mientras, la vista se apoderaba de mí. Aquella ventana quería que yo, me detuviera y simplemente: CONTEMPLARA.


La extensión de pastos secos delimitados por el espeso bosque al fondo, se volvieron demasiado bellos. Al parecer, todo cambió al verlo desde adentro, pues ya no parecía ser el mismo bosque. Ahora era algo que más bien me recordaba a una fotografía del cine de arte. Tenía de frente una composición perfecta solo posible para mí, que estaba allí de pie, en espera, quieto, con la atención puesta en lo que me mostraba la ventana.


En aquel año, yo todavía no estudiaba arquitectura, sin embargo, todo aquello quedó en mí, y fue simple y fácil cuando mis maestros trataron de explicarme las sensaciones que había que crear, con antelación, en cada espacio de un proyecto.


El arquitecto que hizo aquella casa en Tapalpa fue un gran maestro, aunque posiblemente fuera desconocido y su obra no fuera de las que aparecen en revistas. Él logró algo más grande: en una casa común, de presupuesto moderado, creó un lugar lleno de sensaciones que permanecieron en mí y en otros; una composición espacial digna de los dioses.


Logró la perfección, un lugar que simultáneamente moraba en el corazón de sus propios habitantes.

De esto se trata la arquitectura, de trazar líneas sobre papel (computadora) que dicten lo que quizás, años después, deberá vivir el habitante en relación con su morada.


 

¿Has tenido una sensación similar en algún lugar? ¿Te gusta experimentar lo que ofrecen los espacios? ¿Qué fue lo que más te gustó de esta historia?


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